Primera mujer mascarera de Cartago da vida a las leyendas costarricenses con su trabajo artesanal

Elena Hernández nació en San José, pero sus padres eran de Cartago por lo cual creció en esa provincia. Hace 17 años y gracias a las historias de leyendas que fueron transmitidas por sus abuelos y padres, esta artesana inició su proyecto de mascaradas, convirtiéndose en la primera mujer mascarera de Cartago, encargada de dar vida a las tradicionales leyendas costarricenses mediante su trabajo manual.

  

 

 

Hernández comenzó con el diseño de botellas en relieve, cuadros acrílicos y artesanías con reciclaje; sin embargo, su negocio dio un giro cuando en el año 2000, en una feria de artesanos, conoció a Rodrigo Muñoz, quien en aquel entonces formaba parte del Colegio Universitario de Cartago en el área de recuperación de la cultura. Muñoz formó parte de los organizadores que trajeron al país a ‘Los Gigantes de España’, un grupo demascaradas españolas de más de tres metros de altura, que se presentó en Costa Rica el 31 de Octubre del 2000, con el objetivo de promover el rescate de las mascaradas y contrarrestar prácticas de otras latitudes.

 “Inicié como artesana por una necesidad económica apremiante; y como  mascarera gracias a un contrato por parte de Rodrigo Muñoz, que me solicitó le elaborara mascaradas miniatura para darlas como recuerdo a los ‘Gigantes de España’ y en los pasacalles para el ‘Día de la Mascarada Nacional’. Elaboré primero las mascaradas miniatura y luego me dije: ‘¡Si las hago en pequeño, las puedo hacer en grande!’”, comentó Hernández.

“Al poco tiempo conocí a Guillermo Martínez, Premio Nacional de Cultura Popular Tradicional 2008 –reconocido por su aporte en el rescate y promoción de la mascarada tradicional costarricense-, él fue mi inspiración y mi mentor para seguir en esta labor, pero yo quería darle un valor agregado a mis mascaradas y empecé a hacerlas con el tema de las leyendas de forma empírica, gracias a mis recuerdos de niña. Poco a poco con los años de práctica, preguntándole a don Guillermo y viendo, fui perfeccionando la técnica”, agregó la mascarera brumosa.

La artesana comentó que el tema de las leyendas costarricenses lo tiene muy arraigado debido a las historias que le contaban de niña todos los días a la orilla de la acera frente a su casa, en El Carmen de Cartago. “Crecí escuchando y narrando a los amiguitos del barrio las leyendas que me contaban mis padres y abuelos; en aquel tiempo no teníamos televisor por lo que siempre nos reuníamos a compartir historias y entre más tarde, era mejor pues nos daba más miedo”, comentó entre risas.

 

Las  leyendas favoritas de esta mascarera, sobre las cuales basa sus figuras, son el “Padre sin Cabeza” y “El Cadejos”. “La que más me trae recuerdos es ‘El Padre sin Cabeza’, debido a que cuando era niña jugaba con mis amigos -ahí viene el Padre sin Cabeza-“. Según comentó, en las noches en que se reunían cuando terminaban de contar las historias y estaba oscuro, uno de sus amiguitos se colocaba una sábana encima para representar al ‘Padre sin Cabeza’ y correteaba a todos los demás; de ahí que esta sea, tanto su leyenda como su figura preferida para elaborar. “Aparte de esta figura, me encanta elaborar ‘El Cadejos’, por las historias que escuché de niña que se llevaba a los hombres que tomaban”, indicó.

Ante la consulta de si como mujer le fue complicado entrar a una práctica usualmente realizada por hombres, Hernández indicó lo siguiente: “En realidad para mí no ha sido difícil; me he adaptado y  pertenezco a un grupo  llamado ‘Amigos sin fronteras’, donde hay varios compañeros mascareros y he tenido bastante aceptación por parte de ellos”. El grupo “Amigos sin Fronteras”, según explicó la artesana, está integrado por aproximadamente 30 artesanos y fue creado con el objetivo de dar a conocer las mascaradas tanto en el ámbito nacional como internacional. Actualmente tienen cerca de 5 años de existir y además ha integrado niños.

Las máscaras de esta artesana son elaboradas con la técnica tradicional de barro y papel. Según comentó, es importante que otras generaciones “conozcan y vivan lo que se nos ha heredado y que el patrimonio no muera, se mantenga y se fomente a través del tiempo”.

Hernández, durante la entrevista, explicó el proceso de fabricación de una mascarada en cuatro sencillos pasos: