Academia de Música Moderna celebra 30 años  de compartir la enseñanza musical

  • Sus fundadores Miriam Jarquín y Carlos Pardo mantienen un método de enseñanza que permite a cualquier persona acercarse y disfrutar de la música

  • Ubicados desde siempre en Barrio Luján, la AMM mira al futuro con optimismo

El tiempo que parece solaparse en el entusiasmo de los primeros días, da cuenta que pasaron 3 décadas desde que la inquietud de algunos músicos por hacer del aprendizaje musical una experiencia novedosa sigue vigente.

La Academia de Música Moderna (AMM) que fundaron en 1991 la cantante Miriam Jarquín y el bajista Carlos Pardo, junto a otros compañeros, celebra 30 años de enseñar y compartir la experiencia musical con cientos de personas que desde diversos intereses y disciplinas se acercaron a ellos y a su equipo para aprender.

La celebración de este hito, vendrá próximamente en este año, de la mano de las nuevas posibilidades que las autoridades generan para la puesta en escena de los espectáculos y de auditorios con más posibilidades de aforo, especialmente en el caso de una fecha como esta que no podría pasar desapercibida.

“Nosotros dábamos clases individualmente cuando Miriam volvió de estudiar en el Musicians Institute de Hollywood, California, un instituto que estaba orientado a la enseñanza de la música popular, que tenía una metodología que nos gustaba. Ahí surgió la idea, adaptada al medio costarricense”, explica el bajista y fundador de la AMM, Carlos “Calilo” Pardo.

“Empezamos a trabajar con un grupo de colegas cómo darle vida a esta idea siempre con el norte de incluir la parte práctica más allá de las clases individuales, así como el análisis de la música popular y la forma de interactuar con otros instrumentos e incorporar cantantes en la dinámica educativa y práctica”, agregó Pardo.

El grupo inicial que trabajó en este proyecto estuvo conformado por el guitarrista Alberto Chaves, el baterista Carlos Sanders, Miriam Jarquín, Calilo Pardo, el sonidista Daniel Brenes y el productor Mauricio Pozuelo.  Desde entonces, mucho talento ha pasado bajo el marco de la legendaria puerta que cobija a la AMM en Barrio Luján. 

“Teníamos uno o dos alumnos por semana. Como todos los inicios, fue lento. Al inicio mientras dábamos clase nos tocaba abrirle la puerta a los alumnos que venían a la siguiente clase.  Después ya teníamos a alguien que nos ayudara a abrir la puerta, luego un recepcionista y en algún momento comenzamos a necesitar más espacio y yo quería tener un pequeño escenario para los ensayos y fue así como se me ocurrió alquilar la parte de arriba”, cuenta la cantante Miriam Jarquín.

Con el tiempo comenzó a correrse la voz porque no existían entonces academias como esa. Con la consolidación de la AMM, llegaron también los conciertos donde los estudiantes ponían a prueba lo aprendido al compartir escenario con otros colegas y también con los estudiantes de canto. 

“Las presentaciones comenzaron en un teatro en Tibás, pasamos también al Teatro Eugene O’Neill y como yo estaba en ese momento con Blues Latino y teníamos nuestro espectáculo de ‘Noche de velas’ también comencé a invitar a ahí a varios alumnos y luego también hicimos conciertos en el Jazz Café y en el Auditorio Nacional y todo se fue dando de manera muy fluida, no hacíamos publicidad y el crecimiento fue muy natural, inclusive hubo un momento en que llegamos a tener hasta 300  estudiantes”, añadió Jarquín.

Con la consolidación de la AMM comenzaron a pasar por sus aulas reconocidos músicos quienes compartieron sus conocimientos con los estudiantes como por ejemplo Gourguén Mkrtytchian, 

Roy Rodríguez, Douglas Gallagher, Pablo León, Luz María Romero, Federico Miranda, Marco Chinchilla, Álvaro Matus, Marco Navarro, María Pretiz, Jan Thalman, Ronny Ugalde, entre muchos otros.

Mirada al frente

Al igual que en todos los espacios, la pandemia también significó un antes y un después en las actividades de la AMM. Al inicio de la emergencia hubo que cerrar las instalaciones por disposiciones sanitarias y posteriormente llegaron las clases virtuales.

Pero a ese elemento ineludible, lo cierto es que el mercado comenzó a cambiar hace mucho tiempo a través de la tecnología y las opciones para aprender.

“Nuestros sistemas se han ido enriqueciendo, pero en el ambiente musical ahora hay más cosas que ver e interactuar, es más fácil acceder a instrumentos y tener un grupo. En la academia vamos adaptándonos a las corrientes nuevas, tomando en cuenta siempre en que nuestro trato para con los estudiantes tiene siempre por delante la meta de contagiarle el entusiasmo por el disfrute de la música”, explica Pardo.

Para Jarquín, “lo importante es que la academia sembró semillas e incluso logramos grandes cosas con gente que tenía incluso inconvenientes de afinación y de otro tipo para aprender y desarrollarse con algún instrumento. Nuestros estudiantes tienen esa experiencia de aprender sin que nadie les dijera que no servían para la música, nos dedicamos a preparar a quien tenia ganas de ser músico y disfrutar de esta posibilidad”, dijo la cantante.

Con 30 años de formar musicalmente a varias generaciones, la AMM mantiene la esencia con la que nació y aunque los últimos dos años generaron dificultades para toda la sociedad, poco a poco, a normalidad también vuelve a la AMM y ya se están reanudando las clases justo cuando además hay muchos nuevos alumnos. 

“En la Academia tenemos estudiantes de todo tipo, niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, amas de casa, profesionales. Algunos de ellos se convirtieron en músicos profesionales, otros encontraron en la música un alivio para el estrés, otros hicieron de la música un hobby y otros siempre tuvieron ese deseo de estudiar música hasta que hicieron un espacio en su vida para realizar su sueño. Lo importante es que en todos ellos sembramos el amor por la música”, señala Héctor Murillo, quien es otro de los profesores activos de la AMM.

Actualmente la AMM ofrece clases de canto, bajo, guitarra, teclados, batería, acordeón, saxofón

Ukelele y solfeo. Ocasionalmente también se ofrecen cursos libres de armonía, composición, solfeo, improvisación y talleres de jazz; por ejemplo. Su sede se encuentra en Barrio Luján y su teléfono es: 2223-7309.

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