¿Es en verdad peligrosa la red 5G?
¡Nos quieren controlar con un chip 5G que nos introducirá en alguna vacuna!, ¡Va a aumentar las posibilidades de desarrollar cáncer y provoca malformaciones!. Todos hemos escuchado o leído estas afirmaciones, ya sea por un amigo o directo en internet, las cuales además de ser una gran mentira son peligrosas si se llegan a creer ciegamente. Es por eso que es importante estar informado y comparar los datos para saber si pueden o no ser confiables y es la razón de este artículo romper con todos estos mitos mediante evidencias científicas.
Lo primero para empezar sería definir qué es la red 5G, se trata de la evolución de la actual banda ancha móvil que utilizamos (4G), pero no es la primera vez que la red evoluciona, de hecho desde la primera red (1G) que surgió en 1979 en Japón y servía únicamente para realizar llamadas, han pasado muchas cosas, aproximadamente 10 años después esta red “primitiva” se mejoró dando paso a la red 2G la cual amplió la cobertura permitiendo conectar dos teléfonos en distintos países, además de introducir la transmisión de datos, lo que dio como resultado el fax, los sms y el inicio de la era de la telefonía celular. Posteriormente la red de tercera generación (3G) permitió que se pudieran enviar imágenes, videos y una conexión a internet aunque un poco limitada y llegamos a la red que utilizamos actualmente (4G) donde la velocidad del internet por vía inalámbrica empieza a ser un rival de la conexión de fibra óptica, que es el medio más estable hasta ahora, y podemos disfrutar de contenido audiovisual con menor tiempo de carga e incluso realidad aumentada.
Como podemos observar cada etapa se ha marcado por la introducción de nuevas funciones y el aumento de las capacidades de la red, pero ¿qué es lo que ha generado tanto miedo al respecto?. Todo esto es resultado de la deformación de la información exactamente igual que jugar al “teléfono descompuesto”. Es verdad que la OMS clasificó a la red 5G como un cancerígeno 2B, pero esto no significa que produzca cáncer y es que esta clasificación intenta dar un valor a todos los productos y tecnologías con las que interactuamos de acuerdo a su nivel de peligro siendo los de nivel 2A de alto y 2B bajo. Es decir la red 5G es tan segura como tomarnos una taza de café, cosas que miles de personas hacen a diario y que también está clasificado como 2B, y es incluso más segura que productos como el alcohol.
Otra manera que tenemos de confirmar la seguridad de la red 5G es considerando la radiación que emite, para ponernos en contexto es importante aclarar que no toda la radiación es perjudicial, de hecho todos los días convivimos con distintos niveles de forma natural y que no representan ningún peligro para nosotros, pero es verdad que existen otros niveles que pueden ser altamente peligrosos. Para poder ordenar estos niveles se creó el espectro electromagnético donde se agrupan las radiaciones de acuerdo a su nivel de energía.
Los niveles de radiación más bajos son emitidos por las ondas de radio responsables del AM y FM y también de la señal de televisión, luego le siguen las microondas, si las mismas que usa el aparato que calienta la comida, y en este nivel se encuentran las señales de telefonía celular y wifi. Posteriormente están los infrarrojos que es la radiación que emitimos las personas y que las gafas de visión nocturna y tecnologías de rastreo térmico consideran para poder funcionar. Seguimos con el espectro de luz visible que es todo tipo de luz que nuestros ojos son capaces de ver y llegamos la radiación ultravioleta que es la que emite el sol, a partir de este nivel comienza a ser peligrosa, es por eso que nos hacen tanto énfasis con utilizar protector solar y no exponernos de forma excesiva, este tipo de radiación es también la que se utiliza en las camas de bronceado.
No continuaremos analizando los demás niveles de radiación ya que a partir de este punto es muy difícil exponerse a ellos y de forma general su uso se encuentra bastante controlado por su nivel de peligro.Por lo tanto podemos ver que ir a la playa a broncearnos puede llegar a ser más peligroso que utilizar la red 5G.
Otro mito que causó temor entre las personas fue el de que seríamos controlados con un chip 5G que nos inyectaron con la vacuna contra la covid-19 y así perderíamos toda nuestra privacidad siendo vigilados 24/7. Esto solo está cerca de suceder en la ciencia ficción, lo único que es verdad es que es posible crear un microchip que pueda pasar por el orificio de una aguja, pero para que pueda funcionar necesita de una fuente de energía y una antena que envíe los datos que recoge.
Estos son los dos principales problemas a los que se enfrenta la teoría conspiratoria, las baterías actualmente han reducido su tamaño al grado de hacerlas portátiles pero no microscópicas y es que el tamaño aun está relacionado a su capacidad, así que aunque pudiera existir una batería tan pequeña para poder pasar por la aguja junto con el chip, su duración sería muy corta y no habría forma de volver a cargarla. Y en cuanto a la antena nos enfrentamos al mismo problema, no existen antenas tan pequeñas y de existir su rango de cobertura sería menor así que el receptor tendría que encontrarse muy cerca. En conclusión la tecnología no ha avanzado lo suficiente para lograr esta hazaña y aún nos encontramos lejos de lograrlo ya que hay que considerar también que aunque todos los días surgen nuevos avances con carácter experimental su costo es demasiado elevado como para poder producirlo en masa, lo que nos lleva a una sola deducción es inviable.