Salud cardiovascular infantil: Cuidemos el tesoro de nuestros niños 

  • El cuidado empieza desde el vientre materno 

  • Obesidad, mala alimentación y sedentarismo son las principales causas de patologías  cardiovasculares 

El corazón como órgano principal del cuerpo es el motor que impulsa la vida, desde el  vientre de la madre los primeros latidos representan ilusión, esperanza, pero también  es un tema al que cada vez se le presta mayor atención en cada consulta médica. 

La estructura del corazón no sólo es compleja, sino que su proceso es largo, inicia cerca  de la tercera semana de vida intrauterina y completa su formación posterior al  nacimiento del bebé, por lo que el desarrollo de alguna malformación podría darse en  este tiempo; de allí la importancia de que la madre, durante la etapa del embarazo,  consuma suplementos como ácido fólico, hierro, omega 3, calcio y vitamina D, que  permiten el buen desarrollo del embrión a lo largo de la gestación. 

Cuando se habla de cardiopatías congénitas se refiere a una o varias alteraciones  estructurales del corazón que existen desde el nacimiento, un defecto o malformación  cuyos tratamientos, gracias a los constantes avances de los conocimientos  embriológicos, fisiológicos y patológicos, han evolucionado considerablemente; los  ginecólogos son los primeros en captar, mediante ultrasonido prenatal, alguna  anormalidad y las refieren a cardiología fetal para descartar o confirmar la misma.  

La pediatra Elizabeth Alpirez Monge, especialista en cardiología infantil de Salud 360,  explica que entre los padecimientos más comunes por los que un niño ameritaría una  consulta cardiológica se encuentran ruidos anormales, desmayos, síncopes o mareos,  palpitaciones o dolor torácico; aunado a esto, señala la importancia del control que  debe realizarse a niños con características genéticas especiales, “todo niño con algún  síndrome como la trisomía 21 debería hacerse un ecocardiograma por la alta incidencia  de cardiopatías congénitas a ésta población”

Muchos estudios han revelado la importancia del cuidado del corazón desde temprana  edad, es por ello que la especialista señala que “es importante que los padres presten  especial cuidado a los lactantes que se ponen cianóticos o moraditos, con falla para  ganar peso, cansancio y sudoraciones con la alimentación; respiración superficial y  rápida e infecciones pulmonares a repetición porque, a veces, lo anterior enmascara  una cardiopatía” aseguró.

La complejidad del corazón también implica que, en ocasiones, los infantes no  presenten síntomas importantes en una etapa temprana, por lo que su detección se  hace difícil; un ejemplo de ello son los defectos del tabique auricular por mecanismos  fisiológicos del corazón y las presiones pulmonares que son distintas en edad 

temprana; Alpirez detalla que “otras malformaciones cardiacas, en niñez tardía o  adultez se manifiestan por hipertensión arterial como la coartación de aorta”. 

Pero por más que complicado que parezca no todas las patologías requieren una  intervención quirúrgica. De hecho, algunas cardiopatías pueden ser tratadas por medio de un cateterismo, e incluso existen casos en que la anomalía es tan pequeña que, a  manera de defensa, el organismo trabaja y se cierra espontáneamente. 

Existen la otra cara de la moneda, defectos muy complejos con malformaciones muy  severas que no son operables; casos como estos requieren del estudio de diversos  especialistas, un equipo de cardiología y cirugía cardiovascular para determinar las  mejores opciones para el paciente.  

Existen factores de la vida cotidiana que pueden afectar negativamente el corazón de  los más pequeños y más aún de los adultos como el sobrepeso y obesidad, la  inactividad física o sedentarismo, uso de aparatos electrónicos, además de  alimentación chatarra, comidas procesadas, gaseosas o jugos altamente azucarados. 

Existen casos de enfermedad cardíaca adquirida, referidos a aquellos donde la madre  ha tenido malos patrones alimenticios, “eso influye en su microbiota intestinal, la cual  se ha visto que, si se altera, va a afectar al niño desde que nace y eso puede contribuir  a que desarrolle también una alteración de esa flora intestinal, la cual repercute en  múltiples procesos metabólicos e inmunológicos. Tiene que ver con la obesidad que  puede llevar a un síndrome metabólico y todo eso repercute más adelante en  cardiopatía en etapas de adolescencia y adultez temprana”. 

Alimentación es clave 

En Costa Rica, un 30% de la población en edad escolar padece de sobrepeso u  obesidad, una de las principales causas de los casos de cardiopatía adquirida como la isquémica por ateroesclerosis, etc. 

Existen alimentos que nos pueden ayudar a proteger el corazón, entre ellos los ricos en  omega 3, verduras, frutas, legumbres y cereales integrales. Es importante que los  padres aprendan a establecer un menú saludable que les permita una alta calidad de  vida cardiovascular. 

La Dra. Alpirez enumera una serie de recomendaciones a tomar en cuenta para  proteger el corazón de los más pequeños:

• Realizar cinco comidas al día (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena)  con cantidades razonables de alimento, sin repetir platos y sin comer entre horas. 

• Aumentar el consumo de frutas (por ejemplo, en el recreo o la merienda y  sustituyendo los postres lácteos) y el de verduras (variar los tipos de verdura y las  formas de cocinarlas las hace más atractivas). 

• Limitar el uso de golosinas y aperitivos, como papas fritas o bollería industrial. • Beber agua en vez de bebidas gaseosas o zumos empaquetados. 

• Comer en familia y conocer cuál es el menú del colegio (facilita el conocimiento de lo  que comen los niños y sus cantidades). 

• No utilizar nunca la comida como recompensa o castigo. 

Es importante hacer conciencia de las implicaciones que tiene el cuidado del corazón,  especialmente el de los más pequeños de la casa, entender que la salud se traduce en  una buena calidad de vida, así como vivir más y mejor.

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