Turismo rural de la zona Chirripó crea sus propias huertas con la iniciativa “Cultivos de Esperanza”

  • Se han visto beneficiadas cerca de 40 familias.

  • La Asociación Cámara de Desarrolladores de Turismo Rural Comunitario Chirripó (CATURCOCHI) les han facilitado semillas, fertilizantes, almácigos y la asesoría.

Aprovechar los patios de las casas para sembrar hortalizas y legumbres para consumo inmediato y comunitario, es la idea implementada desde hace más de dos meses por la Cámara de Desarrolladores de Turismo Rural Comunitario Chirripó (CATURCOCHI) para mitigar la afectación por la pandemia del COVID-19 en la zona de Pérez Zeledón.

Los beneficiados con la iniciativa llamada “Conectándonos con la tierra para cultivar esperanza en medio del COVID-19” han sido los 17 integrantes de dicha cámara, quienes en su mayoría han visto limitados sus ingresos turísticos debido a la crisis que afecta al país.

Edwin Elizondo, vocal de CATURCOCHI, ideó la iniciativa gracias a su experiencia como agricultor. Elizondo explicó que el tema se discutió en la directiva y la conclusión fue que la gente necesitaba una solución inmediata de alimentación, además, según estudios sicológicos, la conexión con la tierra al momento de cultivar ayuda a bajar los niveles de estrés y ansiedad, mientras genera felicidad.

“Como la mayoría de personas tenemos un pedacito de tierra para poder cultivar, pensamos que sería bueno sembrar nuestros propios alimentos, esto es un apoyo mientras el turismo se reactiva paulatinamente, tal vez sea una solución parcial, pero mitiga un poco lo que está pasando”, señaló Elizondo.

Alberto López, Gerente General del Instituto Costarricense de Turismo, aplaudió esta iniciativa y destacó la capacidad de generar ideas en conjunto entre el sector público y privado, tal y como se está trabajando para reactivar la industria turística con la ejecución de la Hoja de Ruta en el contexto inédito del COVID-19.

“Saber de este tipo de iniciativas solidarias nos llena de alegría y nos hace sentir orgullosos de los integrantes de la Cámara de Desarrolladores de Turismo Rural Comunitario Chirripó, es de aplaudir e imitar, los felicitamos y les agradecemos que nos den un ejemplo de lucha y capacidad en un momento de crisis como nunca se había vivido en la industria turística del país”, destacó Lopez.
 
Cultivos de Esperanza
Cada miembro de la Cámara recibió los materiales para sembrar: almácigos, semillas, así como fertilizantes.La idea es que tengan semilla para bastantes meses y, de paso, ahorren produciendo sus propios comestibles.En total,cada familia recibió almácigos de lechuga, remolachas, repollo, brócoli, albahaca, kale, tomate cherry, cebolla y medio saco de fertilizante.En el caso de las semillas les entregaron culantro, pepino, frijol, maíz, rábano, zucchini y vainica, así como, medio saco de fertilizante; dichos productos fueron comprados con fondos de CATURCOCHI.

El plan consistió en realizar cuatro entregas, la última tuvo lugar el pasado 29 de mayo y por el momento esperan el crecimiento natural de esta huerta comunitaria. “Son entre 35 y 40 familias las beneficiadas con la iniciativa”, comentó Elizondo. Los vecinos que ahora trabajan sus huertas son de las zonas de Rivas, Chimirol, Canaán, San Gerardo, Herradura de Pérez Zeledón, localidades donde el 90% de la población vive del turismo y ahora han visto limitados sus ingresos, esperando una recuperación paulatina con el levantamiento de medidas que va dictaminando el Ministerio de Salud.

“La gente necesita alimento y una forma es darles herramientas, que siembren sus propias hortalizas y, a lo mejor, se les puede convertir en una forma de hacer negocio. Aquí en la comunidad esto no es nuevo, mucha gente que ahora se dedica al turismo fueron agricultores antes y lo dejaron porque vieron en el turismo una oportunidad más fácil de sobrevivir y tienen su pedacito de tierra”, indicó el generaleño.

Edwin Elizondo concluyó que “este tema de las huertas es una forma de mantener ocupada a la gente y que se queden en casa trabajando. La comida va a venir en su momento, la Cámara tiene entre otras medidas entregar 60 diarios de comida a los afiliados y sus trabajadores porque es mucha gente la que se quedó sin empleo”. Don Edwin - como le conocen cariñosamente - es dueño de una finca certificada como orgánica llamada Dueño de Monte.

En cuanto al tiempo que puede tomar empezar a comer lo cosechado, Elizondo explicó que algunos productos como los rábanos crecen rápido, mientras el brócoli puede tomar tres meses y una lechuga un mes. No obstante, para estos días deben estar recogiendo los frutos de la primera siembre hecha hace dos meses, de hecho, cada familia debe enviar fotos cada ciertos días a un grupo de WhatsApp de la Cámara con la intención de mostrar cómo van creciendo sus huertas. Entre los comentarios positivos hechos por los participantes, señalan que este tipo de actividad les ha permitido estar ocupados, entretenidos y trabajar en familia.

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