Consumo Moderado compatible con un estilo de vida saludable
Dra. Adriana Alvarado Montalto, Nutricionista.
Desde el punto de vista nutricional y según las normas dietéticas, el consumo moderado podría describirse como aquel en el que los hombres no exceden las 2 bebidas diarias y las mujeres no pasan de una bebida alcohólica por día[1].
Es importante tener en cuenta que un trago equivale a una bebida estándar que es aquella que contiene alrededor de 14 gramos de alcohol puro, por ejemplo una lata regular de cerveza, una copa de vino o una medida de cualquier licor destilado (vodka, tequila, cacique, etc).
El consumo excesivo de alcohol podría resultar en una inflamación del hígado e incluso cirrosis; aumento de la presión arterial, colesterol o triglicéridos; riesgo de cáncer de hígado, boca o colon, entre otros; alteración del sueño, el humor y la concentración; dificultad para coordinar y comunicarse; interacción con medicamentos como anticonvulsivantes, analgésicos o sedantes.
Por su parte, un consumo moderado puede significar una mejor salud del corazón en personas con riesgo de presión alta, diabetes, enfermedad vascular o enfermedad cardiovascular. También podría incrementar los niveles de colesterol bueno en la sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina y la coagulación sanguínea, lo que podría prevenir la formación de coágulos en arterias del corazón, cuello y cerebro[2].
Otro beneficio de la moderación en combinación con la ingesta de ácido fólico podría ser que se contrarreste el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer como seno o colon[3]. Además una bebida alcohólica antes de una comida puede mejorar la digestión y ofrecer un respiro relajante para un día agotador, puede funcionar como un tónico social y contribuir a la salud y el bienestar.
Para reducir la cantidad de azúcar y calorías de un trago se recomienda mezclarlo con soda, agua o bebidas light en lugar de bebidas azucaradas que podrían aumentar los síntomas de la goma al día siguiente. Luego de consumir alcohol es recomendable ingerir agua o una bebida hidratante sin azúcar antes de acostarse y al día siguiente desayunar huevos que contienen cisteína que es una sustancia que ayuda a desinflamar y a contrarrestar los efectos de la resaca.
Paciente Psiquiátrico: Interacciones y consideraciones en relación al consumo
Dr. José Luis Salas Jerez, Psiquiatra.
Los trastornos mentales ocurren cuando existe una separación entre el cerebro y la mente que tiene una afectación en el desenvolvimiento psicosocial de las personas. Entre los trastornos más comunes se pueden citar la depresión que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo[4], el trastorno bipolar, la ansiedad y el trastorno por déficit de atención.
En estos pacientes existe un alto riesgo de automedicación por lo que también podría existir un mayor riesgo de que se den interacciones indeseables entre medicamentos y alcohol. Por esta razón lo recomendado por los especialistas es, si se decide beber, hacerlo con moderación y consultar al médico sobre posibles interacciones de los medicamentos con el licor.
Es importante anotar que el alcohol se procesa de la misma forma que los medicamentos, ingresa al tubo digestivo, pasa a la sangre, se traslada a diversos sitios donde genera sus efectos como en el cerebro y al cabo de un tiempo se metaboliza en el hígado para después perder su efecto. Cuando un medicamento interactúa con el alcohol, el riesgo que existe es que si se ingieren de forma simultánea y son metabolizados por las mismas enzimas, esto puede provocar que ambas sustancias se metabolicen de forma deficiente y aumenten sus efectos en el organismo.
Si el consumo de alcohol se da de forma crónica, podría generarse una sobreproducción de enzimas que metabolizan los medicamentos por lo que podrían asimilarse más rápido y provocar que la dosis indicada habitualmente produzca un efecto menor. Bebidas alcohólicas como la cerveza o el vino contienen sustancias que al mezclarse con medicamentos pueden originar náusea, vómito o enrojecimiento facial. Medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso centraly causan sueño, si se ingieren junto con alcohol pueden disminuir la capacidad de respuesta de las personas causando accidentes indeseables.
Las personas que ingieren medicamentos y desean consumir licor durante una actividad social deben siempre validar con su médico pues la interacción que pueda darse entre ambas sustancias dependerá del medicamento y de la persona. Algunos fármacos pueden suspenderse transitoriamente pero otros requieren un nivel estable en sangre por lo que no deberían dejar de consumirse.
Si una persona medicada toma licor (un par de bebidas), podría experimentar un incremento de los niveles del medicamento en la sangre, aumentando la posibilidad de que aparezcan efectos secundarios. Importante recordar que son las bebidas con mayor contenido alcohólico las que mayor interacción tienen con los medicamentos. Las principales recomendaciones para las personas que ingieren medicamentos son: beber con moderación, consumir agua, nunca ingerir licor con el estómago vacío, acompañarse siempre del criterio experto de un médico y solicitar consejo.
Alcohol: Un tema de interés para la Mujer
Dr. Danilo Medina, Ginecólogo.
El mayor porcentaje de las mujeres que consumen alcohol, lo hacen de forma moderada, sin embargo, existe un grupo que exceden los límites recomendados por las Guías de Nutrición de los Estados Unidos. La incidencia del consumo, en ese país es de 75 por cada 1000 habitantes, lo que quiere decir que por cada 1000 personas que no beben, 75 mujeres comenzaron a hacerlo, tasa que es la mitad de la incidencia en hombres.
Un estudio comparativo hecho por el Instituto Sobre Alcoholismo y Farmacodependencia, reveló que 96 de cada 100 mujeres consumen de forma moderada o no consumen del todo. Fueron 3 de cada 100 las que se mantienen en un consumo de riesgo. El Ministerio de Salud por su parte publicó que 18% de la población ha iniciado el consumo frecuente de alcohol antes de los 18 años, en el caso de las mujeres el porcentaje se reduce al 10% y similar a los hombres, las mujeres concentran su consumo durante el fin de semana.
El consumo moderado de alcohol puede reducir el riesgo de enfermedades coronarias, principalmente en mujeres mayores de 55 años, siempre y cuando se asocie con una dieta saludable, ejercicio físico, un peso adecuado y evitar el cigarro.
Cuando el consumo es excesivo aparecen los riesgos como pérdida de la habilidad para conducir un vehículo, interacciones medicamentosas y en el caso de las mujeres embarazadas puede aparecer el síndrome alcohólico fetal que afecta al bebé que está por nacer provocándole problemas con el desarrollo cerebral, bajo peso y estatura al nacer, tamaño de la cabeza inferior al normal y facciones físicas anormales, entre otros. El abuso también se relaciona con la pérdida de control, dependencia a la sustancia, o tolerancia o necesidad de beber en cantidades mayores para sentir el mismo efecto.
La mujer que bebe en exceso se expone también a episodios de violencia física, interpersonal o sexual, así como a embarazos involuntarios y a enfermedades de transmisión sexual. También puede experimentar trastornos menstruales y fertilidad alterada, problemas nutricionales, depresión y dificultad para relacionarse con otras personas en el ámbito personal y laboral.
Consumo de alcohol en la enfermedad cardiovascular
Dra. Gabriela Castillo, Cardióloga.
Estudios epidemiológicos han demostrado que existe un riesgo menor de enfermedad cardiovascular asociado al consumo moderado de alcohol (1 o 2 unidades por día), comparado con el cero consumo. Cabe destacar que cualquier grado de consumo se puede asociar a un incremento en la presión arterial en el índice de masa corporal. Desde el punto de vista cardiovascular, el consumo de alcohol involucra variables muy complejas con límites muy amplios, lo que impide sacar conclusiones o generalizaciones absolutas.
La evidencia de una relación causal entre alcohol y reducción del riesgo de accidente cardiovascular procede de más de 60 estudios epidemiológicos de poblaciones o de cohortes realizados en los últimos 20 años. Estos estudios han demostrado que los varones y las mujeres que beben una o dos bebidas diarias (10-30 g de alcohol diarios) tienen el riesgo más bajo de enfermedad coronaria, sobre todo respecto a los abstemios[5]. Esa reducción del riesgo ronda entre el 30 y el 50%.
El consumo moderado puede tener una influencia beneficiosa sobre el perfil lipídico pues está asociado a un incremento de hasta un 50% en el colesterol bueno, disminuye los problemas de coagulación sanguínea, mejora la función de las paredes de las arterias, disminuye la resistencia a la insulina y mejora el perfil inflamatorio del sistema circulatorio. El abuso por el contario se relaciona con enfermedad cerebrovascular, algunos tipos de cáncer, cirrosis, inflamación del páncreas, accidentes, suicidios y homicidios[6].
El vino es el mejor estudiado y se ha observado que contiene antioxidantes y vasodilatadores. Se ha encontrado que los consumidores habituales de vino con las comidas tienen una actividad antioxidante superior a la observada en quienes no beben vino, pero se sabe poco de la asociación entre la actividad antioxidante y el riesgo de enfermedad coronaria y la comparación no se ha hecho con otras bebidas alcohólicas.
Está demostrado que el consumo de cantidades moderadas de alcohol reduce la mortalidad cardiovascular y que este efecto beneficioso sobrepasa los riesgos del consumo de alcohol en las poblaciones con mayor riesgo aterosclerótico: personas de edad avanzada, otros factores de riesgo asociados y con eventos coronarios previos.
Sin embargo, no está demostrado el beneficio del consumo de alcohol, ni siquiera en cantidades moderadas, sobre la población general, ya que aumenta la mortalidad por otras causas sobrepasando los beneficios cardiovasculares, por lo que no se puede recomendar el consumo de alcohol como medida preventiva general.
Alcohol y Sexualidad
Hubert Sacy, Director General de Educ´alcool Québec.
El alcohol tiene un impacto en la función sexual y en las conductas sexuales de riesgo, además de existir una conexión entre el consumo y la violencia sexual. La más reciente publicación de Educ´alcool Québec así lo demuestra.
Sin embargo cabe destacar que cuando el consumo se da de forma moderada se pueden advertir efectos positivos sobre el estado de ánimo de las personas pues actúa como un afrodisíaco y desinhibe tanto a hombres como a mujeres, facilitándoles su capacidad de interacción.
La moderación también puede tener un impacto fisiológico positivo en la función eréctil del hombre y en la lubricación de las mujeres, pues el consumo de bajo riesgo se asocia positivamente con aspectos de la función sexual.
El consumo abusivo por su parte, se liga a comportamientos riesgosos pues puede agravar ciertos comportamientos sexuales como tener relaciones sin protección, pues es bien conocido que el uso del condón es menos frecuente en quienes tienen encuentros sexuales bajo los efectos del consumo nocivo de licor.
Cuanto más beban las personas, más probabilidad de que tengan sexo en condiciones de riesgo y que se expongan a situaciones de violencia sexual. Esto porque el consumo excesivo de alcohol tiende a causar una especie de “ceguera”, lo que reduce la capacidad de una persona para reconocer señales de peligro o situaciones donde exista una potencial agresión sexual.
Un impacto directo se produce cuando la capacidad de una persona para resistirse a una relación sexual no consentida se ve afectada por la intoxicación. No es frecuente pero un depredador sexual podría tomar como víctima a una persona borracha. Es más común que se registren violaciones por “ausencia” de consentimiento, especialmente en el caso de las mujeres cuando están demasiado ebrias para consentir el acto sexual.
Las víctimas de violencia sexual pueden terminar bebiendo más después del incidente buscando sofocar su dolor, situación que se da especialmente en las mujeres.
En pequeñas cantidades, el licor puede promover la intimidad sexual en una gran variedad de formas, beber de forma nociva no produce ningún beneficio. Está claro que el abuso de alcohol y el sexo son una combinación terrible. Cuando se trata de amor y sexo, una vez más, la moderación es siempre de buen gusto.
[1] 2015 8th ed. Washington, DC: US Dept of Health and Human Services and US Dept of Agriculture; 2015 .
–2020 Dietary Guidelines for Americans[2] Goldberg IJ, et al.. Circulation. 2001; 103:472–5.
[3] Zhang S, et al. JAMA. 1999; 281:1632–37.
[4] Organización Mundial de la Salud (OMS).
[5] Gaziano JM, Buring JE, Breslow JL, Goldhaber SZ, Rosner B, VanDenburgh M, Willett W, Hennekens CH. Moderate alcohol intake, increased levels of high-density lipoprotein and its subfractions, and decreased risk of myocardial infarction. N Engl J Med.. 1993;329:1829-1834
[6] Circulation. 1996;94:3023-3025