Entrevistas | Premios Nacionales de Cultura 2019
“El cine me ha enseñado mucho a tener perseverancia, confianza; un trabajo de hormiga donde cada paso cuenta”
Sofía Quirós obtuvo el Premio Nacional de Artes Audiovisuales Amando Céspedes Marín 2019, en la categoría de Mejor Película, con el largometraje Ceniza Negra.
Para Sofía Quirós, el crear y contar historias siempre fue un aspecto de su vida que tuvo en cuenta desde muy pequeña, cuando a la edad de 10 años compró con sus propios ahorros una cámara fotográfica; aspecto que, junto con mucho esfuerzo y dedicación, la hicieron la profesional que es hoy día.
La producción de su primer largometraje denominado “Ceniza Negra” la hizo ganadora del Premio Nacional de Cultura en Artes Audiovisuales Amando Céspedes Marín 2019, en la categoría de Mejor Película.
Quirós se considera una persona que, en sus propias palabras, “disfruta mucho hacer películas, sobre todo por el contacto humano que uno tiene, tanto en el proceso con las personas del equipo, como de aquellas personas con las que uno se conecta o se vincula a través del mismo desarrollo, así que me parece que eso es lo más rico de mi profesión”.
Ella decidió estudiar Producción Audiovisual, por lo tanto, trató sin éxito de entrar a la Universidad de Costa Rica (UCR), dos veces consecutivas, y es cuando, en 2007, a la edad de 18 años, decide irse a la Universidad de Buenos Aires, en Argentina, en donde estudió cine por siete años, lo que la impulsó a convertirse en directora cinematográfica.
Durante su carrera, Quirós ha desarrollado tres cortometrajes: “Al Otro Lado” (2011), “Entre Tierra” (2015) y “Selva” (2016); además de su película “Ceniza Negra”, la cual se estrenó a mediados de 2019. De acuerdo con la ganadora, la producción del filme tomó un total de cinco años, “desde que se escribió el primer renglón, hasta que se estrenó el año pasado”. Dicha producción se realizó en conjunto con el equipo de producción Sputnik, que apoyó la realización del proyecto.
“Ceniza Negra” es una historia que tiene lugar en el Caribe costarricense y trata el tema de la muerte desde la perspectiva de una niña de 13 años, llamada Selva, la cual, a lo largo del filme, se enfrenta a la realidad de vivir con el dolor de las personas que más ama.
“La niña, de alguna manera, tiene que abandonar su infancia mientras se cuestiona en carne propia lo que significa morir y el acompañar a todas esas personas que más amamos mientras mueren; además, trata sobre cómo esta niña construye su propia visión de la muerte mientras crece”, especificó la directora.
El rodaje se realizó en la zona del Caribe, específicamente en Puerto Viejo y Manzanillo, donde, de acuerdo con Quirós, se trabajó con luz natural y adaptándose a cambios climáticos y otros aspectos naturales que se presentaron durante la grabación del filme.
En entrevista con la Oficina de Prensa y Comunicación del Ministerio de Cultura y Juventud, Quirós comentó acerca de su vida, su trayectoria profesional como directora de cine y el desarrollo, además, de ciertos aspectos específicos del largometraje “Ceniza Negra”. A continuación, un extracto:
¿Cómo empezó su viaje en el mundo de la producción audiovisual?
Yo quería estudiar cine o producción audiovisual o algo relacionado. Traté de entrar a la UCR, pero no pude por el corte de calificación tan alto; al tratar y fallar por segundo año consecutivo, decidí irme a Buenos Aires, Argentina, y ahí entré a la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires, que es una universidad pública, donde había 3.000 alumnos por generación y 300 por clase; no había ni espacio donde sentarse… (dice riéndose).
Estando en una universidad pública, y en esa ciudad tan grande, empecé a escuchar mi voz, y a entender que quería dirigir; además de todo lo que implica la producción, porque también estudié Dirección de Fotografía, escribo guiones y realizo edición, pero lo que más me interesaba era dirigir. Entonces, en el contexto de la universidad, empecé a dirigir mis primeros cortometrajes.
¿Cómo fue la experiencia estudiando en la Universidad de Buenos Aires?
A nivel personal fue muy fuerte, ya que me fui para un país diferente, sola, a los 18 años. Además de obtener la experiencia de irme a un país extranjero, y aunque ya tengo la nacionalidad, pues estaba sola, por lo que, a nivel personal sí fue muy rico, me abrió mucho la mente, tuve mucho contacto con el arte, por lo que fui muy enriquecida culturalmente durante todos esos años.
A nivel profesional, fue particular: la universidad en la que estudié es pública, con un enfoque muy teórico y muy conceptual, pero no práctico, por lo que a nosotros no nos daban ningún tipo de cámaras, ni nos daban la posibilidad de filmar; realmente hacerlo era toda una odisea porque había que conseguir dinero, alquilar las cámaras, y creo que eso me forjó mucho, porque me conectó con la dificultad de lo que significa una filmación, a nivel de logística, de producción y monetario. En ese momento, entendí que el proceso del cine es algo muy complicado, y que lo pensara mucho antes de ir a grabar porque sabía lo difícil que era, y esa fue una de las mejores herramientas que me dio la universidad. Es un privilegio conseguir los fondos para los proyectos como “Ceniza Negra”.
¿Cómo fue el proceso creativo para “Ceniza Negra”? ¿Ya tenía una idea de previo de lo que es la historia de esta producción?
El desarrollo de “Ceniza Negra” fue de cinco años, desde que se escribió el primer renglón, hasta que se estrenó en 2019, y como pasa en la mayoría de las películas independientes, cuatro de esos cinco años fueron de desarrollo y uno último de rodaje -preproducción, rodaje y estreno-. Los primeros años son de estar escribiendo y de crear una historia que finalmente no se sabe cómo va a terminar o si va a dar la luz o no; es un período de mucha incertidumbre.
Durante el proceso de escritura, quise grabar algo en Costa Rica que sirviera como una especie de presentación y de aproximación a la película. Cuando llevo dos años de escritura de la película, decido hacer este corto, “Selva”, ya que quería la experiencia de filmar en el país, y fue ahí donde conocí a Smachleen Gutiérrez, quien terminó siendo la protagonista del largometraje, y además probamos muchas cosas en el corto, como las aproximaciones visuales y sonoras. “Selva” es un corto experimental que no tiene nada que ver con la historia propiamente dicha de la película, pero el personaje es el mismo, solo que en otro contexto.
En cuanto al proceso creativo de “Ceniza Negra”, empecé a escribir esta historia abordando un poco el duelo y cómo esta niña lo enfrentaba y, a medida que pasaron estos cuatro años, me pasaron situaciones a nivel personal que me relacionaban con el personaje, como duelos que viví de manera muy cercana y empecé a cuestionarme sobre mi propia visión de la muerte; recordar mucho de cómo había sido mi infancia, fue un proceso que se conectó de manera muy fuerte con mi vida personal.
¿Qué es lo que más la inspiró a producir una historia que tuviera a la muerte como tema principal?
Fue bastante desordenado el proceso, como que, en realidad, el tema de la muerte fue llegando después; lo primero que se me ocurrió fue el título, luego empecé a construir al personaje, luego comencé a pensar qué le pasó a ese personaje, creo que uno, de manera clásica, piensa que la forma en cómo se construye una historia es pensando primero en el tema y luego desarrolla; pero a veces sucede al revés. Cualquier cosa es un buen disparador; básicamente el punto de partida fue el personaje y el pensar que fue un personaje de una niña que tuviera una realidad muy cruda a su alrededor pero que pudiera sostenerse de la magia, de su imaginación y de sus juegos para sobrevivir.
¿Cuál fue el reto más grande que experimentó dentro de la producción de “Ceniza Negra”?
Dos. Adquirir los fondos, una realidad de logística que fue muy difícil; postulamos a muchísimos fondos y también está ese miedo que uno cree que nunca la película se va a concretar; esa es la realidad que vivimos con el cine independiente latinoamericano y costarricense, ya que no está asociado a ninguna industria, nosotros no tenemos ninguna industria de cine, al no tener un marco legal que lo sostenga.
Por otro lado, más a nivel personal o meramente con la dirección, fue el trabajo con los actores. La protagonista tiene 13 o 14 años de edad; el abuelo de la protagonista tiene 84 años y la otra protagonista, que se llama Elena tiene 60 años; entonces, hay dos factores que nos afectaban: las edades de los actores y el otro era que la protagonista, al ser de Tortuguero, yo quería que sus familiares fueran de ascendencia caribeña, además sabía que quería grabar en un lugar con mucha naturaleza, por lo cual, elegí el Caribe como el lugar en donde se desarrolla la historia y allá hay aún menos actores, entonces, fue un reto conseguir actores con experiencia.
¿Cuál es el aspecto que más la enorgullece de toda la producción audiovisual de “Ceniza Negra”?
Encontrar a las personas adecuadas, ya que pusimos mucha energía, mucho dinero en hacer un casting de más de mil personas por todo Limón; recorrimos absolutamente todos los rincones de la provincia, excepto la parte de Talamanca. , en donde se ubica más el sector indígena. Nos montamos en un carro y nos pusimos a recorrer hasta lo que no salía en este mapa. El casting fue sumamente exhaustivo y creo que eso se nota en la película. A pesar de que las personas que escogimos eran muy difíciles, porque no eran actores, o eran muy jóvenes o muy adultos, decidimos hacerlo y comprometernos. Eso es lo que más me enorgullece, que no tiramos la toalla.
Para usted, ¿Qué representan los personajes de Selva, Elena y el abuelo?
El personaje de Selva para mí representa la vitalidad de una niña que no se siente como “pobrecita”; a pesar de que vive en un entorno muy difícil, es una niña empoderada, con mucha vitalidad, para mí es casi que una nueva imagen de la femineidad. Cuando uno ve niñas y las ve muy seguras de sí mismas y tan felices de su imaginar y sus creencias, uno dice “que pena” porque cuando empiecen a crecer van a entrar en el sistema patriarcal y machista en donde vivimos, y en el que la imagen de la mujer muchas veces empieza a verse disminuida, por lo que para mí esta niña simboliza fuerza.
El personaje del abuelo, para mí representa esta regresión que uno tiene cuando ya está en una época muy adulta, en la cual uno se convierte como en una especie de niño y yo quería construir eso: la idea de que a veces cuando uno está llegando al final del ciclo de la vida, vuelve a ser niño y vuelve a jugar; y cómo esta especie de juego y magia que vive el abuelo antes de morir se conecta con la magia que tiene la niña.
El personaje de Elena representa la dualidad entre el amor y el odio, representa que somos seres humanos complejos; no creo en el cine que muestra personajes que son buenos y malos, o blancos y negros, quería construir un personaje que pudiera generar tensión en la película y que podía ser amada y odiada al mismo tiempo, como pasa en la vida diaria.
¿Los escenarios naturales que caracterizan a sus producciones tienen algún tipo de significado detrás?
Sí. Cuando escribo los guiones trabajo a la naturaleza como a un personaje más. En el caso de “Ceniza Negra”, la naturaleza es un protagonista, pero no solo de un lugar paisajista, sino también a través de su sonido, sobre todo; cuenta cosas del personaje o de la historia. Genera emoción, genera conflicto o representa elementos que el personaje en sí mismo no representa, o sea es una herramienta para completar.
Queríamos mostrar un Caribe que estuviera lejos de la idealización, muchas veces en películas, y en publicidades nos muestran este Caribe super soleado y exótico, y la idea era salir de eso y conectarse con lo que la película necesitaba transmitir.
¿Podría comentar sobre la importancia que tiene la figura femenina dentro de sus producciones audiovisuales? Más, porque la mayoría de sus producciones tienen protagonistas de este género
Sí, de hecho, esta cuarentena me sirvió para escribir un nuevo proyecto, donde hay un personaje masculino, un niño de 6 años de edad. Pero es cierto, no era como una imposición de que yo quería escribir sí o sí sobre personajes femeninos, pero sí me sentía más cómoda, sentía que podía hablar desde un lugar más honesto y creo que uno, inconscientemente, quiere reivindicar esto que vemos en películas con personajes femeninos tan simples, tan poco profundos, y en general también pasa con los personajes masculinos.
¿Cómo fue el día que la notificaron que era ganadora de la categoría de Mejor Película en los Premios Nacionales de Artes Audiovisuales?
No me acuerdo donde estaba, pero la sensación fue de mucha satisfacción y orgullo. Creo que, en general, en nuestro país se hacen excelentes películas, sobre todo en los últimos dos o tres años y creo que eso es algo importante de notar porque no es casual. Este periodo coincide con el desarrollo del fondo El Fauno, del Centro de Cine, y creo que, más allá de la cantidad, se trata de la calidad de las películas. La verdad, me quedo con la boca abierta, siento que hay un crecimiento con la calidad de las historias que están contando.
También siento que la competencia era dura y me enorgullece mucho porque uno confía en un proyecto durante cinco años y que logre tener este tipo de reconocimiento es un gran orgullo para nosotros, y también de alguna manera, es importante unir los dos cabos: el fondo El Fauno se creó hace cuatro años, a partir de ahí la “no industria” del cine costarricense creció muchísimo y pasaron cosas como que “Ceniza Negra” fuera la primera película costarricense en llegar a una sección competitiva de Cannes; “El Despertar de la Hormigas”, que se estrenó en Berlín; o sea, por donde lo miremos el cine costarricense es un boom a nivel internacional, así que siento como que ya es hora de ponernos las pilas y crear una industria, y mientras más apoyemos el cine nacional, más el gobierno lo va a reconocer y se va a generar más trabajo. Haber ganado me da la obligación de decir esto, y creo que es hora de dar el salto a una ley de cine.
¿Qué les diría a todas esas personas que quieren ser productoras para alcanzar su sueño?
Que lo más importante, y como en cualquier rama del arte es encontrar la voz propia, con honestidad, que a veces esta llega de maneras muy raras, o sea que no hay una fórmula de cómo llegar a esa voz, que esta se reformula constantemente. Por otro lado, tener paciencia. Creo que el cine me ha enseñado mucho a tener perseverancia, confianza; un trabajo de hormiga donde cada paso cuenta.
Quirós actualmente se encuentra trabajando en una nueva historia contada desde el punto de vista de un niño de 6 años, la cual está desarrollando en esta cuarentena; además de un proyecto de investigación sobre el sentir de los infantes sobre la pandemia que se experimenta en la actualidad.
La ceremonia de los Premios Nacionales de Cultura 2019, la cual se tenía prevista para mayo 2020, se reprogramó para 2021. Es importante destacar que los premiados recibieron su reconocimiento económico en tiempo, tal como lo establece la ley.
Fotografías: 1. Sofía Quirós Ubeda, junto con toda la producción Sputnik Films son los galardonados en la categoría de Mejor Película del Premio Nacional Amando Céspedes 2019. Foto: Pablo S. Wong / Sputnik Films) 2. Smachleen Gutiérrez durante la grabación de una de las escenas del largometraje. (Foto: Pablo S. Wong / Sputnik Films) | 3. El Caribe es el escenario principal en donde se grabaron las escenas de “Ceniza Negra”. (Foto: Pablo S. Wong / Sputnik Films) | 4. Selva y Winter en una de las escenas de la película “Ceniza Negra”. (Foto: Pablo S. Wong / Sputnik Films)