Desamparados: Templo de San Cristóbal Norte es reconocido como patrimonio arquitectónico de Costa Rica
Comunidad mantiene octogenario templo prácticamente intacto desde su construcción
Templo de madera forrado con láminas metálicas presenta características de los estilos Neoclásico, Neogótico y Art Decó
San Cristóbal Norte de Desamparados es una apacible comunidad rural con clima frío y chubascos, que se ubica entre las montañas de la Zona de Los Santos. En ese bucólico paisaje, su templo se engarza -como piedra preciosa- en medio del verdor, sobresaliendo con su presencia.
Esta, bien conservada, iglesia católica fue recientemente declarada Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Costa Rica, bajo la categoría de “monumento”. Así lo estableció el decreto ejecutivo N°42950-C, publicado oficialmente el 18 de mayo de 2021. Con esta declaratoria el inmueble queda protegido por ley de cualquier modificación que altere su estructura, mientras que continuará bajo los mismos cuidados que los sacerdotes y la comunidad le han dado por décadas, manteniéndolo tal cual fue construido.
“Para nosotros este templo es un orgullo, es una joyita”, expresó Rosibel Tencio Cordero, vecina de la localidad, para quien es muy importante e interesante dicha declaratoria.
Efectivamente, según comunicó el Centro de Patrimonio Cultural, el edificio es una joya, una reliquia que mantiene intacto todo su esplendor casi ochenta años después de su construcción. Fue levantado entre 1937 y 1944, con el fuerzo de sus pobladores, la fuerza de los bueyes que halaron los materiales de tajos y ríos cercanos, pero también desde San José, a donde llegó el concreto y las láminas de metal importadas, para elaborar las paredes.
Surgió del esfuerzo de los pobladores de San Cristóbal, los del Norte y los del Sur; de Rosendo Segura -de quien cuentan los lugareños- halaba los sacos de arena al hombro desde el río; de mujeres como “Trina” Torres, quien desde muy temprano, por las mañanas, colaba la arena para los cimientos con una zaranda; de los recios varones encargados de extraer las maderas de las montañas aledañas. De habilidosos carpinteros, artesanos, pintores, maestros de obra y albañiles; del liderazgo de los sacerdotes, de los donativos de ganado y cerdos de los campesinos y del dinero efectivo de un mecenas como fue Justo Robles Monestel (en la fachada luce una placa con su nombre), porque, la construcción de un templo siempre ha sido una tarea colectiva y sumamente relevante para las comunidades.
A pesar de las limitaciones económicas de los pobladores de San Cristóbal, no se escatimó en contratar los servicios de uno de los mejores ingenieros de la época: el italiano Gastone Bartorelli Falugi, “hecho que confirma el interés por hacer una magnífica y duradera obra”, señala el estudio técnico de la historiadora Sonia Gómez y del arquitecto Gustavo Morera, funcionarios del Centro de Patrimonio Cultural.
Durante la investigación para dicha declaratoria, Gerardina Calderón expresó: “A mí me parece excelente porque ya es una iglesia bien antigua. Sí se ven en otros lugares, pero muy pocas como esta; para nosotros es muy importante, porque es lo que hicieron nuestros abuelos”.
“Además del sentimiento afectivo y significación simbólica que genera este templo católico para la mayoría de los vecinos de San Cristóbal Norte de Desamparados, este inmueble presenta otros valores, como los de antigüedad, arquitectónico, histórico, autenticidad y contextuales, que le hacen merecedor de una declaratoria como edificación de valor patrimonial”, estableció el estudio técnico del Centro de Patrimonio Cultural.
Características y detalles arquitectónicos. Según indica ese documento, la iglesia es de planta basilical, conformada por tres naves: dos laterales y una central, con forma de cruz latina, que se comenzó a utilizar en el siglo X, en el período Románico.
Otra de las características de ese periodo, y que están presentes en este inmueble, es el uso de torres y la incorporación del clerestorio (serie de ventanas a nivel del techo de las naves laterales) y el ábside (volumen que sobresale del transepto formando la cabecera de la cruz).
Se le considera una construcción ecléctica, pues tiene influencia del estilo arquitectónico Neoclásico, reflejado en los frontones y molduras de puertas y ventanas; y del Neogótico, por el uso de rosetones en los cuatro costados del templo. Además, cuenta con detalles Art Decó, evidentes en la fachada principal, principalmente en las torres con decoraciones lineales en forma vertical y en relieve, con una figura geométrica en la parte inferior.
En su construcción utilizaron madera para la estructura de torres, paredes y techo; columnas y acabado de paredes internas; cielorrasos y piso del coro, así como en puertas y guarniciones.
Como acabado exterior de paredes eligieron un forro de lámina metálica troquelada simulando ladrillo. Las paredes internas también son de madera y, al igual que los cielos, fueron hechos con tablilla machihembrada con cordón central, formando cuadros.
Mención especial merecen los cielorrasos, cuyas tablillas forman cuadros, algunos con detalles pintados con diferentes colores y en otros solo se utilizó barniz. Los arcos, así como las cornisas, también están decorados con distintas figuras.
Las banquinas y marcos de ventanas son metálicos, según la usanza en la época de construcción. En la cubierta se utilizó lámina ondulada de hierro galvanizado y el material predominante en los pisos es el mosaico, usado en las naves, el presbiterio y la sacristía.
La fachada principal es simétrica, con un volumen central en el que se ubica la puerta principal. A ambos lados de este volumen se encuentran las torres que poseen igual altura y los mismos detalles característicos, como la moldura que sube formando un arco de medio punto donde resaltan en cada torre las campanas y el reloj. Adosadas a las torres están las naves laterales del templo.
Buen estado de conservación. Los técnicos determinaron que, a lo largo de ocho décadas, la edificación no sufrió transformaciones significativas; únicamente cambios de color en su exterior, por lo que mantiene las mismas características desde su origen.
“Salvo el normal deterioro causado por el tiempo y el uso, el templo se conserva en buen estado y prácticamente sin modificaciones, debido, en gran parte, a que la comunidad se esmera por conservarlo”, anotaron.
Según su recomendación, para brindar mantenimiento adecuado a los materiales y detalles arquitectónicos presentes en el inmueble patrimonial, se deben utilizar los mismos materiales y técnicas constructivas, de tal manera que el precioso templo se preserve como documento histórico y científico de la época en que se construyó.
En tanto, la comunidad de San Cristóbal Norte y los sucesivos sacerdotes que estén a cargo de la iglesia, continúen preocupados y ocupados por conservarlo como lo han hecho hasta hoy, sin alterar su valor histórico-arquitectónico, no solo sus pobladores, sino todos los costarricenses podrán disfrutar de esta joya de Los Santos, y hasta presumirla ante el turista extranjero.
Fotografías: 1: Entre las verdes montañas de la zona de Los Santos, destaca el templo de San Cristóbal Norte, recientemente incorporado a la lista de Patrimonio Histórico-Arquitectónico del país. Por: L. López, CICPC. | 2: Exterior del Templo de San Cristóbal Norte de Desamparados en tiempos recientes a su bendición e inauguración. Si se compara, se puede notar que no hay cambios a la fecha, excepto el color de la pintura de sus fachadas. Circa 1944. Fuente: Estudio técnico del CICPC. | 3: Carpinteros, artesanos y pintores se lucieron en los múltiples detalles decorativos del templo. Por: L. López, CICPC. | 4: Vista interior desde el coro donde se observa la iluminación que aporta el clerestorio, elemento característico de la arquitectura eclesiástica románica y posteriormente en la Gótica. El clerestorio es una serie de ventanas a nivel del techo de las naves laterales, que permiten el ingreso de luz a la nave central. Por: L. López, CICPC.