Costa Rica repatría 1305 piezas precolombinas que se encontraban en el Museo de Brooklyn

  • Se trata de una de las colecciones que Minor Keith llevó a Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX.

  • Esta segunda repatriación completa un total de 2286 piezas que están bajo la tutela del Museo Nacional y enriquecen el patrimonio arqueológico de Costa Rica.

  • En la colección destacan una lápida de mediano tamaño y un metate de felino, vasijas, jarrones y utensilios domésticos, piezas de piedra como espigas y escultura de bulto de la zona sur, metates de Guanacaste y sukias del Atlántico.

El Museo Nacional de Costa Rica (MNCR) aumentó sus colecciones con 1305 piezas precolombinas. Se trata de la segunda repatriación de la colección Keith, localizada en el Museo de Brooklyn, Estados Unidos, desde que el empresario del ferrocarril al Atlántico exportó bienes precolombinos entre finales del XIX y principios del XX.

La primera entrega que el museo norteamericano hizo a Costa Rica fue en el 2011, cuando se repatriaron 981 piezas con el aporte por 44 mil dólares del Instituto Nacional de Seguros. Esta segunda entrega se realizó con presupuesto del Museo Nacional y la colaboración del Museo de Brooklyn en el embalaje de las piezas, con un presupuesto de 23 millones de colones.

El anuncio se hizo este miércoles en una actividad que se realizó en el Museo Nacional, con la participación de la directora del Museo Nacional, Rocío Fernández Salazar y la jefa del departamento de Protección del Patrimonio Marlin Calvo Mora.

“Completar esta colección es de suma importancia para el Museo Nacional de Costa Rica, con ella regresa una parte del patrimonio cultural de nuestro país. Estas piezas serán objeto de exposición, algunas en la nueva sala de historia precolombina en restauración, y otras serán objeto de investigación y divulgación a cargo de nuestros especialistas”, explicó la directora del Museo Nacional, Rocío Fernández.

La colección en custodia del Museo Nacional está compuesta por piezas de cerámica y lítica, provenientes de todas las regiones del país. Destacan una lápida de mediano tamaño y un metate de felino, así como gran cantidad de vasijas, jarrones y utensilios domésticos, piezas de piedra como espigas y escultura de bulto de la zona sur, metates de Guanacaste y sukias del Atlántico, entre otras.

Sylvie Durán, ministra de Cultura y Juventud, afirmó que “la recuperación de estas piezas arqueológicas significa recobrar fragmentos de nuestro pasado que cruzaron nuestras fronteras cuando todavía no contábamos con una legislación que lo impidiera. Con este segundo y último lote que recibimos de la colección Keith, encaminamos el proceso de registro y análisis de cada una de las piezas, de modo que puedan apreciarse en el futuro, una vez finalice su respectiva catalogación”.

“Agradecemos profundamente al Museo de Brooklyn la apertura para la devolución de estas piezas al país, y, desde luego, al Museo Nacional de Costa Rica, por encabezar con esmero este proceso de recuperación”, añadió.

Largo proceso. El retorno a Costa Rica se concretó a finales del 2020, después de tres años de conversaciones para determinar aspectos técnicos de registro y catalogación, embalaje y transporte.

El lote con las 1305 piezas enviado desde Nueva York vía marítima en 31 cajas de madera curada.

“Las piezas fueron desembaladas e inventariadas, se registró tanto en cantidad como en estado de conservación. El siguiente paso es incluirlas en bases de datos y asignarles un número consecutivo interno y las mismas se van a poner a disposición para futuras exposiciones, tanto en el Museo Nacional como en los museos que las requieran por préstamos o investigaciones de especialistas”, explicó la arqueóloga Leidy Bonilla, del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural.

Detalló que “encontramos tanto piezas de cerámica como de piedra, que por las referencias bibliográficas que se han podido recabar, conocemos que vienen de sitios arqueológicos muy importantes de Costa Rica. Estas piezas nos van a ayudar a llenar ciertos vacíos sobre todo en la tipología cerámica, así como en instrumentos y figuras de lítica”, agregó Bonilla.

La recuperación de objetos precolombinos por medio de la repatriación, es una práctica que permite conocer parte de la cultura material de las sociedades precolombinas.

Esta colección en particular es importante por varias razones:

  1. Se recupera por la voluntad del Museo de Brooklyn y no por un proceso judicial, ya que los objetos habían salido del país cuando no contábamos aún con legislación en esta materia.

  2. Son objetos que representan un momento histórico en la formación de colecciones y en el desarrollo económico, social y político del país.

  3. A los estudiosos en este campo, les brinda información sobre formas, colores, diseños y dimensiones de los artefactos que no siempre son recuperados completos en las excavaciones arqueológicas.

Antecedentes. Según un informe dado por el Departamento de Protección del Patrimonio, la colección que reunió Minor Keith, formada por más de 16.000 objetos, se mantuvo junta hasta 1914 cuando una parte fue prestada al Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, otra fue vendida o donada al Museo del Indio Americano, Fundación Heye y al Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian y luego de la muerte de Keith, su esposa donó objetos al Museo de Brooklyn, mientras que otros fueron comprados en 1934.

Estas acciones fueron posibles debido a que la familia Keith donó, prestó y vendió las piezas antes de promulgarse la ley N° 7 del 6 de octubre de 1938, sobre control de la explotación y comercio de reliquias arqueológicas.

En marzo de 2010, el Museo Nacional tuvo conocimiento del interés del Museo de Brooklyn en devolver a Costa Rica una parte de los objetos precolombinos que custodia, todos provenientes de la colección Keith.

Es así como se inicia un proceso de devolución, que se concretó en dos entregas, una en el 2011 de 981 objetos y la segunda a finales del 2020, para los restantes 1305 objetos.

Otra parte se mantiene aún en custodia del Museo de Brooklyn.

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